El se estaba muriendo y yo le hice el favor de matarlo...
No quería respirar si el aire no le traía su perfume
y la asfixia perseverante lo dejaba sin vida.
Se ahogaba en las olas de su atormentada imaginación
y se perdía naufragando en el olvido.
No respondía a los golpes del trabajo injusto,
si ningún salario era capaz de llevarlo a sus brazos.
Pero si oraba, todas las noches,
porque tenia miedo de que si el moría,
su alma se pudriera en el infierno, lejos de ella.
El se estaba muriendo todos los días
y yo que lo amaba tanto lo ...
Quizás Dios lo haya escuchado o quizás me escuchó a mi.
Y aún siga pudriéndose.
Del Poemario: Notas de una Asesina Pasional
Vaya, que profundo.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande :)